miércoles, 13 de octubre de 2010

--Levantamiento de los indigeneas en el siglo XVIII --

Introducción

En el siguiente informe presentaremos algunos temas como por ejemplo cuales fueron los primeros levantamientos indígenas, explicaremos las terminaciones “guerra defensiva” y “guerra ofensiva”, algunos de los principales gobernadores chilenos entre los siglos XVI, XVII y XVIII, y sin dejar de mencionar sus principales obras.
Principales levantamientos indígenas (siglos XVI, XVII y XVIII).
La expedición de Valdivia no fue sólo de conquista, sino también de colonización pues, junto con sus soldados, trajo indios peruanos para asentarlos en las nuevas tierras ocupadas, así como semillas y algunos animales domésticos. Pero la base de la nueva organización económica, como en todas las tierras americanas colonizadas por los españoles, sería la encomienda o repartimiento de indios. Los indios que habitaban un territorio ocupado por los españoles quedaban obligados a trabajar, ya fuera en la agricultura o en la minería, para los encomenderos o colonizadores hispanos, entre los que el jefe de la expedición y más tarde los gobernadores realizaban el repartimiento.
En el período colonial, la explotación minera tuvo escaso desarrollo, y la economía chilena era esencialmente agraria. En las tierras del Chile central, junto a los cultivos indígenas, pronto se introdujeron los mediterráneos, trigo y vid, exportados sobre todo a los centros mineros de Bolivia y Perú. A medida que se fue consolidando la presencia hispana en las tierras más húmedas del sur, se fue introduciendo y desarrollando también la ganadería.
¿Qué fueron parlamentos?
Considerando el fracaso de la guerra defensiva, Felipe IV resolvió darle término, mandando se atacase a los mapuches y se redujese a los prisioneros a la esclavitud.
La guerra continuó con las más variadas alternativas. Los levantamientos fueron generalmente encabezados por el toqui Lientur y por el mestizo Alejo. Hubo grandes combates como el de las Cangrejeras en 1929 y Albarrada, en 1633.
Más tarde el Gobernador, Francisco López de Zúñiga, marqués de Baides, era partidario de buscar un entendimiento con los araucanos; para lo cual contó con la ayuda de los jesuitas. Impulsado por la idea, celebró en el año 1640 una gran reunión o parlamento con los principales jefes mapuches, a orillas del río Quillín. Los españoles reconocieron la libertad de los araucanos en sus territorios y estos permitieron el ingreso a la Araucanía de sacerdotes misioneros.
Nuevos parlamentos se llevaron a cabo durante el siglo XVII y XVIII, pero la belicosidad de los araucanos y los intereses de los españoles no permitieron la paz. Se siguieron repitiendo los levantamientos generales que invariablemente terminaban en reuniones donde se prometía la paz. Los parlamentos más importantes realizados en el siglo XVIII fueron los de Negrete y Lonquilmo en la época colonial y varios realizados durante el período republicano.
Guerra Defensiva.
En 1612 el Gobierno acogió el sistema de guerra del Padre Jesuita Luis de Valdivia que se basaba en sentimientos humanitarios. Valdivia que había celebrado con los indios el parlamento de Paicaví, los creía dispuestos a la paz.
Se abolió el servicio personal de los indios encomendados, se puso en libertad a los prisioneros, dejó a los mapuches en posesión de los territorios al sur del Bio-Bío. El ejército se concretaría a defender esa línea en caso de que los indios intentasen pasarla. En cambio, se enviaron misioneros a la Araucanía a predicar la fe católica y a inducir a los naturales a aceptar la dominación española.
El nuevo procedimiento resultó un completo fracaso, pues los araucanos dieron muerte a los misioneros y volvieron a tomar las armas.
Guerra ofensiva.
Este sistema se venía empleando desde los principios de la conquista, consistió en atacar a los indios por las armas, enviando expediciones a la Araucanía, que era la única región del país cuyos pobladores se negaban a someterse. A veces para justificar este procedimiento, se procesaba a los indios según las leyes españolas, declarándoseles rebeldes y traidores al rey y a Dios, condenándoseles por ello a las penas muerte y confiscación de sus tierras. En seguida se enviaba a un ejército a ejecutar la sentencia de los jueces.
Esto generó encender guerras interminables y provocar grandes rebeliones que se extendieron a las comarcas ya pacificadas al norte del Bio-Bío.
En esta guerra encontró muerte don Pedro de Valdivia en Tucapel, y el gobernador de fines del siglo XVI Martín García Oñez de Loyola en Curalava, donde fue atacado por las fuerzas del toqui Pelantaru.
A la muerte de Oñez de Loyola siguió un levantamiento en toda la Araucanía. Todas las ciudades del sur se perdieron. A raíz del Desastre de Curalava, el gobierno español encargó la gobernación de Chile a don Alonso de Ribera, militar de reconocida experiencia, para que terminara definitivamente con el problema mapuche.
Lo primero que realizó fue establecer una línea fronteriza, recorrida por fuertes y guarniciones militares en el río Bio-Bío y que lentamente fue corriéndose hacia el sur. Estableció un ejército permanente de soldados disciplinados que estuvieran absolutamente dedicados a sus tareas y creó un destacamento especial denominado los tercios de Arauco; consiguió el envío, desde el Perú, del Real Situado, una cantidad de dinero destinada a cancelar los sueldos de los soldados. Desgraciadamente, no obtuvo de la corte los recursos necesarios y luego se vio obligado por el gobierno de España a aceptar el plan de guerra defensiva del Padre Luis de Valdivia.

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